E n la noble casona de San Marcos de Lima, Roger Rumrrill presentó su último libro "La Amazonía Peruana", calificada por él como la "última renta estratégica del Perú o la Tierra Prometida". Roger es el último de los viejos poetas revolucionarios amazónicos, la literaria voz de la floresta que, como las bubinzanas o los zúngaros, se resiste a morir, en medio de nuestra capitalina jungla de cemento. De aquél joven e inquieto periodista y narrador de la selva, ha ascendido a ser el maestro de la palabra valerosa y la sonrisa siempre sincera y aún vital. Su pluma nos acercó al río, al hermano bora y al shimbillo. Nos enseñó a revalorar a nuestra hoja madre, la coca. Nos ayudó a leer mejor la sangrienta historia de la shiringa y a descifrar los colores de Yando y Amaringo. Su verbo nos hizo más amazónicos, más fraternos, más unidos a la guama del agua, más creyentes en yacumamas y tunchis, más orgullosamente indígenas y, por supuesto, más soberanamente peruanos. Sus libros son el puente mágico que, remontando los gélidos Andes, nos baja al valle caluroso, a la rupa rupa o a la omagua y nos deja, felices y extasiados, en el paraíso encontrado que es nuestra Amazonía. Gracias, Roger Rumrrill por seguir produciendo tanto Perú en tu palabra y tanto otorongo en tu visión de estudioso.
Amazónicamente, tu lector.
Juan Ochoa López
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