En la Casa de la Literatura se le rindió homenaje al inolvidable César Calvo, autor de uno de los libros fundamentales de la Amazonía
Peruana: "Las Tres Mitades del Ino Moxo". La musicóloga Chalena Vásquez y los poetas Marco Martos e Hildebrando Pérez, todos convocados por el Gobierno Regional de Loreto, recordaron a César como lo que fue: puente humano entre la jungla y el hombre, entre la magia y la vida, entre la Amazonía y la urbe.

Y en el público apareció una bella sorpresa, Teresa Fuller Granda, la hija de Chabuca, que confirmó los lazos fortísimos que - más allá de la muerte- siguen uniendo a su madre y al poeta. Desde que Chabuca y Calvo nos dejaron físicamente, la poesía peruana perdió sustancia y profundidad y aún ningún psiquiatra la saca de esa depresión que ya no articula verbos y que reclama a gritos metáforas nuevas, en una orfandad tristísima que la prensa peruana no consigna porque también marcha como el cangrejo, en una involución francam
ente deplorable. "Ino Moxo" es el otorongo negro, fiero y mágico, de las junglas peruanas y esa sublime fortaleza era, pues, la identidad de Chabuca y de Calvo. Ambos fueron dos mitades de un mismo tigre. "Exuberante la selva, apasionada" definió Granda Larco a nuestra Amazonía, poseeedora de "toda la gama de verdes que te adornan". Chabuca tuvo, en su pluma, eso que nuestra selva regala: colorida magia en la palabra, pasión en el sentir y en la grandeza física que a los ojos se ofrece, el sabor de la fruta aún virgen transformada en landó o en marinera. Chabuca Granda, cantora de Lima, fue también amazónica, por lo vasta, por lo intensa y por toda la felina floresta que escondieron sus textos.
Linda noche, recordando a Calvo y a Chabuca. Es la selva peruana la que, sin pensar, produce estos encuentros.
1 comentario:
Muy bueno el blog
saludos
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