Escribe Juan Ochoa López

El escritor no se limita a la
sucesión de anécdotas puteriles de su personaje, la muchacha engañada y
provinciana que debe satisfacer las urgencias sexuales masculinas bajo el sol
del trópico. Rumrrill esboza un cuadro histórico y dramático del siglo XX
amazónico, como pocas veces se ha visto en la historia literaria del Perú.
María putea en los años setenta, en el boom del petróleo. Pero la historia se
remonta a su abuelo Alejandro Reátegui y su abuela Petronila, en la terrible
época del caucho, cuando ingleses y alemanes libraban batallas mercantiles por
extraer la dorada goma de los árboles de la selva, a costa de la explotación
más salvaje de las comunidades indígenas peruanas y brasileñas. La espina de
ese genocidio amazónico sigue clavada en la memoria. Rumrrill, en esta novela,
pone nuevamente el dedo en la llaga, pero va más allá: antes el caucho, luego
el petróleo, hoy el gas, siempre la selva profanada por la voracidad de las
trasnacionales donde el indio, dicho sin medias tintas, es un estorbo o una
carga antropológica vestido de eufemismos como “responsabilidad social”.
El escritor no puede distraer ese
mensaje sociopolítico, que lo desvela y lo inspira. Inglaterra, la “Rubia
Albión” post victoriana, consumió la goma de nuestros árboles pero luego se
llevó secretamente el germoplasma amazónico para plantarlo en sus colonias
orientales en Malasia y Ceylán. Así destruyó el boom del caucho en Iquitos y
Manaus y dejó a la selva peruana consumida en la pobreza de siempre. María
Reátegui, “La Virgen del Samiria”, es una metáfora de la Amazonía, virginal
alguna vez en el génesis bíblico que León Pinelo sitúa en nuestro bosque pero
luego expoliada y traficada, lotizada y desnaturalizada. Ese es el valor
intrínseco de este libro de urgente revisión por parte de todos los peruanos
bien nacidos.
Obviamente que, siendo una novela,
el arma del escritor es la exposición laberíntica de todo lo que la Amazonía
tiene en fauna, flora, tradiciones, personajes, ríos y misterios. Cuando el
hermano de María Reátegui, Epaminondas, un joven convertido en shamán, la
somete a la cura del ayahuasca, Rumrrill nos transporta a esa Amazonía mágica
que Jaime Regan ya había expuesto, aunque no con tanta dimensión literaria, en “La
Tierra Sin Mal”. Son extraordinarias sus referencias hacia la cosmogonía de los
Kukama-Kukamiria (nombre indígena de los Cocamas-Cocamillas), nación
antiquísima y gobernadora de la hoy Reserva Nacional Pacaya Samiria. Como el
misterioso profesor Sojo Arimuya de esta novela, Rumrrill nos enseña, sabia y pacientemente,
sobre la raíz indígena amazónica del Perú. Siendo un escritor urbano y europeizado
por su experiencia en ultramar, Rumrrill se mete en el alma Kukama-Kukamiria,
bosque adentro, y la expone con emotividad y precisión. Pero se da el lujo de
abarcar otra pasión secreta que ya nos había adelantado en su libro “Amazonía
Peruana”: la gastronomía amazónica, expresión genial de la creatividad colorida
del poblador de la selva, poblado de miles de peces y de frutas.
El final de la novela es,
entonces, lo que nos lleva a interrogar y poner sobre el paredón (mejor sería
atarlo al árbol de la tangarana, para que escarmiente) al buen Roger: ¿Por qué
deja en el epílogo con la miel en los labios al lector, cuando se encontraba en
uno de los momentos más logrados y brillantes de su personaje María Reátegui?
Rumrrill nos ha comentado, para tranquilidad nuestra y de los que evaluamos
este libro como excepcional, que esta fascinante historia de María se trata de
una saga y que pronto debe salir la segunda parte de la “Virgen del Samiria”,
milagrosa por gestar emociones y reflexiones. El encuentro de la prostituta con
su profesor no puede quedar en la nebulosa del suspenso pues la novela,
genialmente, nos pone al pie del abismo, pero no nos empuja al vacío. Nos deja al
borde, en la duda más sublime, en la interrogante perfecta de las obras
maestras. Aguardamos esta saga con carácter de suma urgencia (ya ustedes dirán
qué pena le damos a Roger de no hacerlo). Pero de momento, podemos afirmar que “La
Virgen del Samiria”, libra por libra, es una de las tres grandes novelas de la
historia de la literatura peruana, junto al “Sangama” de Hernández y a “Las
Tres mitades del Ino Moxo” de César Calvo y hasta superior a ellas en el
mensaje sociopolítico que el autor ofrece en estos tiempos post “baguazo”.
Grande, Rumrrill.
No hay comentarios:
Publicar un comentario