lunes, 19 de marzo de 2018

RETROSPECTIVA DE PALBIRO EN SURCO.-.HASTA EL 25 DE MARZO


Escribe: Juan Ochoa López 
En el Parque de la Amistad de Surco se ha reabierto el Centro Cultural, cuya galería de arte “Augusto B. Leguía” nuevamente está al servicio gratuito de la cultura. Allí se ha inaugurado la exposición Retrospectiva, del pintor peruano Pablo Ribeiro, “Palbiro”. Y cuando llegamos, una voz de tenor surge de la galería y se expande hasta el gigantesco arco del parque surcano. Era el mismo artista el que cantaba a voz en el cuello: el pintor-tenor.
“Yo estudié canto lírico en el Conservatorio, soy tenor pero, esencialmente, soy pintor. Me expreso a través de los cuadros, las figuras, los colores, en los que revelo mi propuesta de libertad. Mi escuela es la libertad”. Palbiro ha realizado varias exposiciones: “Camino Místico”, “Canto a la Libertad” y la última, “Ensoñación”, en Lima, el 2017. Expuso en la misma ciudadela de Caral, donde los dioses precolombinos que moran allí aplaudieron sus cuadros.
El que se fue.- A los sesenta años, el pintor-cantor decidió abandonar Lima e irse a pintar a la selva peruana. Recaló en Moyobamba, San Martín, y entre pájaros y orquídeas se entregó de lleno al arte. “Decisión arriesgada, pero era necesario. La ciudad me iba a matar y ya no podía producir nada”. El año pasado, en Tingo María, una peritonitis casi se lo lleva. “Pero no morí porque tenía que hacer esta exposición en Surco”. En homenaje a la diosa que lo salvó en la selva, hizo dos cuadros: “La Bella Durmiente I y II”, basado en el paisaje más famoso de Tingo María, y que hoy se exhiben en Surco.
“Estamos exponiendo 59 obras hasta el 25 de marzo. Me interesa que vengan los niños porque ellos no están contaminados y saben descubrir cosas en los lienzos. La opinión de los niños es más valiosa que la de los críticos” afirma. Palbiro expuso en Cusco, Caral, Arequipa, Iquitos, en la Casona de San Marcos. Y en todas sus inauguraciones canta siempre. “Para ser libre hay que cantar, pintar y escribir” añade. Y su pianista, el maestro Rafael Prieto,  toca de nuevo y él, delante de sus cuadros, vuelve a entonar un aria alemana, mientras todo Surco lo escucha.
El canto de la vida.- “Mi propuesta es seguir llevando arte integral por todo el Perú que abarque pintura, música y literatura” finaliza. Le pregunto si regresa a sus cuarteles tropicales en la selva. “Sí, en abril, allá en la jungla es mi casa y mi centro de  de energía. Estos cuadros andino-amazónicos tienen todo el color y la fuerza del Perú”. Mientras lo abordan, le pregunto si seguirá cantando ópera y pintando. “Es una necesidad. Sólo nos salvaremos cuando forjemos una nueva sociedad de niños que hagan brotar el talento de sus almas y no haya padres que los repriman. Sólo así tendremos un país de hombres menos prejuiciosos y menos corruptos. El arte nos hace puros y libres”